viernes, 21 de septiembre de 2007

Una Nueva Generación

Soy Rubén Urbieta y quiero hablarles desde dos posiciones que me tocan ocupar por un lado como dirigente de una universidad en paraguay, la Universidad Columbia y por el otro como afectado directo del Ycua Bolaños.

Tengo que admitir que el ser "victima" del Ycua Bolaños es algo que no lo elegí yo, sino los Paiva en el momento en que cerraron las puertas y mataron a mis padres y dos hermanas y a muchos otros compatriotas. Lo incontrolable me plantea un desafío junto con dos hermanos que sobrevivimos a nuestra familia: asumir un rol de dirigencia dentro de la Universidad Columbia. Hay que ser sinceros el acto de codicia de los Paiva cortó una parte muy importante de la cabeza de nuestra institución. Nosotros, yo y mis hermanos, somos seres comunes y corrientes llamados a cumplir una misión extraordinaria y si estamos logrando hacer algo, dentro de la universidad, no es por una inteligencia o sagacidad fuera de serie sino por un compromiso y una responsabilidad compartida hacia otras personas: En ese momento, no pensamos en nosotros sino en toda la gente que dependía de que; “a la universidad le vaya bien”. Pensamos en la gente que tenía sus esperanzas puestas en sus estudios. Esta gente es la gente que nos dio las fuerzas para salir de nuestro dolor, sobrellevarlo y reconstruir aquello que otros destruyeron por codicia y corrupción.

Esta es una historia común en el Paraguay. Hoy mismo hay gente en el campo buscando la forma de reconstruir lo que otro destruyó. El problema actual en Paraguay es que la codicia y la corrupción imperan a un grado tal que esta matando no solo sueños y esperanzas sino también vidas humanas. Eso es lo que ocurrió aquí en el Ycua Bolaños, lo que sigue ocurriendo al utilizar a las victimas del Ycua Bolaños como carne de cañon para una pugna maquiavélica de poderes mucho más complejas, pero al mismo tiempo simple y brutal entre quienes detentan el poder político actual. Esto es lo que sigue ocurriendo cuando ocurre hasta la más ínfima injusticia hacia el más pequeño ciudadano.

Todo este orden de cosas no es fortuito, no es fortuito de que seamos merecedores del incendio del Ycua Bolaños, de pseudoempresarios como los Paiva. Tampoco es fortuita la incapacidad del Estado en hacer frente a esta tragedia y principalmente no es fortuita la incapacidad en hacer justicia. Todo está perfectamente alineado al mismo objetivo de sacar una tajada; no importa si fuere incluso por sobre vidas humanas. Este es el Paraguay que vivimos hoy, un Paraguay donde Opresores alientan, donde reinan la codicia y la corrupción.

Creo que son suficientes palabras para describir nuestra situación actual. Pero si solo nos quedamos con esta imagen de un Paraguay que se quema, injusto y donde reinan la codicia y la corrupción. Nos colocamos en la posición de victimas que por definición tiene una seria deficiencia: La victima no tiene control de la situación que sufre. Si nos colocamos en esta posición por definición alguien tiene que venir, rescatarnos y aplacar nuestro dolor. Quién será ese Mesías que nos salve? Acaso con esto no caemos nuevamente en el mismo sistema del cuál nos queremos liberar? De un dictador que nos dice quién vive y quién muere?
Y aquí viene una lección aprendida dolorosamente desde las organizaciones que pugnan por justicia para las victimas del Ycua Bolaños: No existe el Padre Dictador que nos salve, pues no le interesa salvarnos. Si no lo hacemos nosotros mismos, nadie lo hará.

Si no intento por mi mismo construir el modelo de sociedad que yo quiero entonces me estoy omitiendo y omitirme significa autoreprimirme y ser victima. Debo despertar, levantarme y conquistar mi propia ciudadanía: Acaso no es esto lo que están haciendo los grupos organizados que claman justicia para las victimas del Ycua Bolaños. A PESAR DEL DOLOR, ESTAMOS DESPIERTOS Y CONQUISTANDO NUESTRA PROPIA CIUDADANIA. AL EXIGIR QUE SE HAGA JUSTICIA: ESTAMOS VIVOS!

La justicia para las victimas del YB no es el único frente, las injusticias: la codicia y la corrupción rondan por doquier. Y hacer frente incluso a la más pequeña de todas estas injusticias tiene el potencial de transformar el modelo imperante.

José Ingenieros, pensador argentino del siglo pasado, decía: “Los jóvenes cuyos ideales expresan inteligentemente el devenir constituyen una Nueva Generación, que es tal por su espíritu, no por sus años. Basta una sola, pensadora y actuante para dar a su pueblo personalidad en el mundo”.

Personalmente creo que somos una nueva generación: La generación Ycua Bolaños. Una generación que reconquista su derecho fundamental: EL DERECHO A LA VIDA!

CADA UNO DE NOSOTROS DEBE SOÑAR QUE PAÍS QUEREMOS; COMPARTIR Y CONSENSUAR CON OTROS UN IDEAL DE PATRIA, SENTIRLA Y DAR LOS PRIMEROS PASOS PARA CONSTRUIRLA.

ESTE NUEVO PAÍS ESTA EN NUESTRAS MANOS, BOCAS Y CABEZAS! ESTA ES NUESTRA MISIÓN, ESTA ES NUESTRA SEGURIDAD DE QUE SEGUIMOS SIENDO JÓVENES Y QUE ESTAMOS VIVOS Y EN PRIMAVERA!

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